Decime algo lindo
Por Patricia Pennisi -Locutora Nacional-

Cuando estaba por tomar el colectivo tuve la “mala suerte” de ver a mi ex, ese príncipe encantador y brillante que un día me enamoró y que con el correr de los días se mostró como lo que era: un estúpido envuelto en papel aluminio, entonces me puse a pensar cuando fue que me desencanté, y la respuesta fluyó enseguida: el día que me llamó “loca”.
Ahora decime la verdad, también a vos mujer te ha pasado, tu ex, como buen psicópata de manual, sabía a la perfección cómo bastaba una única palabra para provocarte, desestabilizarte y hacerse con el control de la situación, así conseguía callarte, malhumorarte y ganarte la partida.
Comúnmente asociamos que las personas “locas” son aquellas que no tienen credibilidad o cuyo razonamiento es ilógico, o está afectado psicológicamente hasta el punto que necesita de intervención psiquiátrica.
Es imposible negarlo, en algún que otro momento te han llamado "loca", "puta loca", o alguna de sus variantes (que no son pocas): histérica, desequilibrada, manipuladora, insensata, perturbada, neurótica o trastornada. Lo has escuchado de boca de hombres que conoces (y que incluso fueron o son tu pareja) y de otros con los que solamente tuviste un touch and go que acabó en un “no me interesas”.
También has sido el blanco de muchas mujeres, quien a propósito de tal expresión, han tratado de humillarte y desacreditarte. Y por supuesto, incluso vos, confesalo, has llamado a otras mujeres “loca” de forma malintencionada e hiriente. Hablamos de una basura recurrente que no solamente apela a la interacción hombre-mujer sino también a las relaciones que construimos con nuestro género. Pero, ¿por qué los tipos nos llaman locas? ¿Por qué ese ex idiota casi consigue convencerte de eso? ¿Por qué caemos también entre nosotras en esa situación?
Aunque nuestra sociedad es cada vez más igualitaria, todavía predominan muchos estereotipos sexistas. Se trata de modelos rígidos de feminidad y masculinidad que condicionan la forma de actuar, pensar, sentir o relacionarse de las personas. La intención que hay detrás del apelativo “loca” es claramente despectiva y misógina. Se usa para tratar de avergonzar a las mujeres cuando son espontáneas, atrevidas, se expresan de forma diferente (ya sea en su forma de tratar a los demás o a través de su
estética) y no cumplen con los roles considerados tradicionalmente como femeninos.
Matthew Zawadzki, profesor de la Universidad de California, asegura que un término que suele usarse para silenciar a las mujeres es "emocional" (queda más elegante que loca),"solo estás siendo emocional", suelen decir algunos que buscan desacreditarlas o ignorarlas. ¿Recuerdan que las mujeres nerviosas, irritables o problemáticas eran diagnosticadas como histéricas? Llámenlo conspiración pero la palabra útero viene del latín "Uterus" y del griego "Hystera", es decir que en definitiva somos las únicas autorizadas a serlo por nuestra anatomía, una mujer puede ser llamada "histérica", "demasiado emocional" o "loca" solo para desacreditarla.
Ahora pensá en Juana de Arco, o en Juana la Loca (si, la que estaba casada con Felipe “el hermoso”, que de hecho era bastante feo), fueron perseguidas, ridiculizadas, descalificadas, las locas desafían el orden establecido, se rebelan y eso resulta incómodo en una sociedad que ha educado a las mujeres para ser agradables, sumisas y complacientes.
Pese a que la sociedad te quiera convencer de lo contrario, resiste. Cuando las mujeres trasgredimos el rol social, usamos la misma libertad que los hombres o nos comportamos de forma inesperada no significa que suframos problemas de salud mental. “Ser loca” en esta sociedad es sinónimo de ser vos misma y de romper con todas las cadenas y convencionalismos que nos hacen sentir cohibidas, inhibidas o inseguras.
No lo olvides: nuestra locura es el motor de nuestra libertad y en esta sociedad, todavía hay quienes temen a las mujeres libres